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LA ROBLA 2020

sábado, 29 de septiembre de 2018

Se llama Jakob Ingebrigtsen








Muy buenas, traigo aquí una serie de noticias recogidas por varios medios en agosto, tras lo logrado por este joven que ya conoceréis, el actual campeón de Europa de 1500 y 5000 m. Al final de este post, dejo mi punto de vista sobre este fenómeno.

El atletismo mundial (re)descubrió a un fenómeno de dimensiones ¿incalculables? Sólo 24 horas después de haberse impuesto en los 1.500 metros, Jakob Ingebrigtsen, el menor de esos tres hermanos noruegos, dominó los 5.000 con una facilidad que sería insultante si no fuera porque ese adjetivo es de una palidez ofensiva para el vencedor. Nada describe: sólo sugiere desde el asombro.

Ganó con 13:17.06. La marca, con ser excelente en la carrera táctica de un Campeonato, es lo de menos. Lo que nos ofrece es la facilidad inopinada con la que la realizó. La ausencia total de crispación. La impresión de soltura. Incluso fue hablando con su hermano Henrik y, se diría, que lo fue conduciendo, esperando. Y, una vez que lo vio situado en una segunda posición ya intocable, aceleró sin alterar el gesto para acabar en esos números puramente estadísticos y ayudar a que su hermano realizase 13:18.75.

Este muchacho tiene 17 años. Cumple 18 el 19 del mes que viene y parece proceder del mismo futuro que nos regaló a Usain Bolt. Un lugar oscuro por imprevisible, pero radiante por lo que ofrece, aunque nos cueste asimilarlo. Produce la impresión de no forzar en absoluto, como si tuviera miedo de excederse y quemarse en su propio fulgor. Como si se estuviera autoexplorando en busca de unos límites que, a su edad, desconoce por completo porque es imposible ni siquiera elucubrar con su alcance.

Cada carrera es un ensayo hacia lo desconocido, con toda la carga de maravilla y de incertidumbre que un talento semejante brinda y, a la vez, soporta. Es la
alternativa de Europa al dominio africano. Es la sensación y la conmoción del Campeonato.

Son las siete de la mañana de un día cualquiera de 2004: en un aparcamiento de la tienda Kvadrat en la pequeña ciudad de Sandnes, al oeste de Noruega, cuatro niños en edad escolar entrenan con sus patines para competir en esquí de fondo mientras un quinto, todavía bebé, corretea perseguido por la madre. Es el inicio de la historia de los hermanos Ingebrigtsen, la familia más laureada del atletismo europeo; es el inicio de Jakob Ingebrigtsen, el que ya es, a sus 17 años, el mediofondista más importante del atletismo europeo. 

Pero volvamos al aparcamiento, a 2004. Como se exhibe en un documental emitido por la cadena noruega NRK1, que siguió a la familia durante cuatro años, allí ya estaban preparándose Kristoffer (30 años), Henrik (27), Filip (24) y Martin (22), los mayores de siete hermanos. 

A las órdenes, su padre, Gjert Arne, que no había sido atleta destacado, simplemente quería que sus hijos sobresalieran en el deporte. Sin conocimiento previo, con muchísimos kilómetros de carga, fue preparando a todos, primero en el esquí de fondo y luego en el atletismo, y al final consiguió lo que quería. El mayor, Kristoffer, no se dedicó al tartán, pero el segundo Henrik ya fue campeón de Europa de 1.500 metros en 2012 y el tercero, Filip, en 2016. Aunque faltaba lo mejor, el mejor.

El éxito deportivo esquivó al cuarto hijo, Martin, pero el quinto lo agarró de pleno. Desde hace meses, entrenadores veteranos de toda Europa aseguran que se va a quemar, que es demasiado pronto, que es una barbaridad todo lo que compite y ahí está: a los 17 años este viernes se convirtió en el campeón de Europa más joven de la historia en cualquier modalidad atlética. 

En una final de 1.500 metros en la que también estaban Henrik y Filip, no le dio miedo dominar en las últimas dos vueltas y nadie pudo con él. Mientras sus hermanos se quedaban fuera de las medallas, quien, a los 16 años, se convirtió en el hombre más joven en bajar de cuatro minutos en la milla, se hizo con su primer oro absoluto. El primero de muchos. De hecho, al igual que sus hermanos, está inscrito en los 5.000 metros de este sábado y quién sabe. 

El padre, Gjert Arne, estaba eufórico. Su ambición familiar se había cumplido y, según dicen, todavía queda. Porque su sexta hija, Ingrid, de 11 años, ya anda ganando carreras y, aunque parezca una locura, el más pequeño de todos, William, de sólo cinco, ya pisa tartán.

Como hacía cada día, Bill se levantó temprano, cogió su libreta y empezó a llenarla de anotaciones. Ideas que le salían de su cabeza brillante y que algunos consideraban propias de un lunático. Eran los años cincuenta, la Segunda Guerra Mundial había terminado y en Estados Unidos se respiraba un gran optimismo con ganas de innovar y de comerse el mundo.

En Eugene, Bill Bowerman se dedicaba a entrenar al equipo de atletismo de la Universidad de Oregón. Poca gente –en un país por aquel entonces de 150 millones de habitantes– sabía de la existencia de esa ciudad y mucho menos de ese entrenador –o profesor de atletas, como prefería que se le llamase-. Instauró una filosofía de vida totalmente autodidacta bajo el lema “estudiarás, entrenarás y competirás como parte de un equipo”.

Para Bill, los compañeros eran una pieza clave, una familia. Lo sabía bien después de tener que combatir en la guerra y dejar su vida en manos de terceros. Sus métodos de entrenamiento eran muy exigentes y no aceptaba excusas. Buscaba sacar el máximo rendimiento de todos los factores, incluso de las zapatillas –su mayor obsesión–, las cuales llegaba a fabricar él mismo. Fue un pionero. Sus chicos empezaron a ganar carreras, a competir en los Juegos Olímpicos y a ganar medallas. Hoy Eugene es un lugar de peregrinación y en 2021 acogerá el Mundial.

Una de las fijaciones de Bill era que sus atletas bajasen de la barrera de los cuatro minutos en la milla y en su honor, cada año se celebra en Eugene –coincidiendo con la Diamond League– la ‘Bowerman Mile’. Este año, un espigado atleta de 17 años procedente de Noruega sorprendió a todo el mundo. Jakob Ingebrigtsen logró terminar cuarto, por delante del vigente campeón olímpico en Río 2016 Matt Centrowitz, con un tiempo 3’52”28, nuevo récord del mundo júnior. Los titulares de los periódicos destacaban más su gesta que al vencedor de la prueba. Por cierto, Jakob lo hizo calzando unas zapatillas de la marca que co-fundó Bowerman.

Unas semanas más tarde, en la Diamond League de Mónaco, Jakob volvió a enmudecer a todos con otro récord del mundo júnior, esta vez en 1.500 con 3’31”18. Eso solo había sido el aviso de lo que estaba por llegar en el Europeo de Berlín. El viernes, en el 1.500, se convertía en el atleta más joven de la historia en ganar un título continental y un día después ampliaba la gesta logrando un segundo oro de escándalo en el 5.000. Con apenas 17 años acababa de conseguir un doblete que nadie nunca antes había conseguido en Europa.

Lo que impresiona más de él es su facilidad para correr. A pesar de su falta de experiencia, supo leer perfectamente las pruebas y ubicarse en el lugar preciso en cada momento. Incluso, se permitió el lujo de hablar en carrera con su hermano Henrik, al que parecía que esperase en algunos momentos. El hermano mayor le ayudaba a cubrir espacios y a hacer de guardaespaldas. También estaba por allí Filip. Los tres hermanos competían como un verdadero equipo.

Para entender mejor su gesta hay que adentrarse en su casa familiar en Sandnes, Noruega. Jakob es el quinto de siete hermanos que forman parte de una familia muy particular con el padre, Gjert, de líder. Además de progenitor, es el ideólogo de una forma de vida dedicada a ser atletas de élite desde que nacen. Una especie de experimento que viene haciendo con sus hijos y que por el momento le ha dado excelentes resultados.

Henrik, el segundo de los hijos en nacer, siempre fue el referente al ser el primero en lograr grandes resultados. Quedó campeón de Europa de 1.500 en Helsinki 2012 y fue el primero en conseguir llegar a unos Juegos Olímpicos en Londres, donde terminó en una gran quinta posición. En el Europeo de Amsterdam 2016, el que brilló fue el tercer hermano, Filip. con su medalla de oro. De los siete vástagos, de momento tres han logrado convertirse en atletas profesionales y son ya campeones de Europa. Dos más, se dedican a otras cosas y los dos más pequeños, Ingrid y William, ya destacan sobre el tartán y apuntan muy buenas maneras.

Gjert, autodidacta, inflige a sus hijos una vida espartana que incluye, por ejemplo, realizar una sesión de entrenamiento antes empezar el colegio a las 8:30h o una planificación muy meticulosa que necesita de su autorización si alguno de los hijos pretende salir de fin de semana o vacaciones con su pareja.

Entrenan en grupo, cada uno a su ritmo, y al terminar siempre les realiza un análisis del ácido láctico para sacar conclusiones sobre sus esfuerzos. Mucha gente le tacha de demente, pero los resultados le avalan y sus hijos le apoyan.

Jakob nació programado para ser campeón y ahora el atletismo mundial le ha descubierto. La ilusión que genera sobrepasa las fronteras noruegas y ya es la esperanza de todo un continente, que sueña desde hace años con tener un atleta que haga frente de una vez al dominio africano.

Decía Bill que el verdadero propósito de correr no era ganar, sino explorar los límites del corazón humano. Es imposible saber el límite de este chico de 17 años. La incógnita ahora está en saber hasta donde podrá llegar o si terminará quemándose como vaticinan algunos entrenadores públicamente sin recato alguno.

Un día después de ganar los 1.500 metros, Jakob Ingebrigtsen, un adolescente de 17 años que corre como un demonio, venció en los 5.000 con una autoridad que sólo está reservada a los elegidos del atletismo. De alguna manera es un elegido. Es el más joven del terceto Ingebrigtsen, que a su vez forman parte de los siete hijos de una familia que tiene tanto de particular que, en algún aspecto, roza lo patológico. La carrera, y su resultado, dice todo de la mecánica interna de esta saga noruega. Henrik Ingebrigtsen, 27 años, campeón europeo de 1.500 metros hace seis, fue segundo en la final, un puesto mal aceptado por su entrenador: Gjert Ingebrigtsen, el padre, líder y jefe de estos Von Trapp de la pista.

Les gusta tanto definirse como equipo que sólo les falta un himno y una bandera. Los Ingebrigtsen son el producto de su talento y del trabajo de laboratorio diseñado obsesivamente por su padre desde que nacieron. No hay casos tan radicales, pero en el mundo del deporte no faltan familias de impacto -los tres hermanos Borlee (Kevin, Jonathan y Dylan) formaron parte del equipo belga que ganó ayer el relevo 4x400 en el que España fue bronce-, ni padres dedicados a la preparación técnica de sus hijos desde la más tierna infancia. Adiestrado por su padre estadounidense en Luisiana, Armand Mondo Duplantis, el joven fenómeno sueco (nacionalidad de su madre) será tan favorito hoy como el mítico francés Renaud Lavillenie en la final de pértiga.

Gran noticia. Jakob Ingebrigtsen es una gran noticia para el atletismo, pero también invita a la preocupación. Su padre rechaza el modelo convencional de educación y considera que el sistema ablanda a los jóvenes. Autodidacta y dueño de un ego descomunal, Gjert Ingebrigtsen afirma que sólo vive para ganar. Sus hijos son la expresión física de su obsesión. Alguno de ellos no ha resistido la presión, o ha tenido la personalidad para desvincularse de un modelo neurótico. Cualquiera puede apreciarlo en el documental de horas que la televisión noruega ha realizado con esta familia singular.

Otro más. Al equipo le faltaba una pieza: Filip, el hermano mediano, 25 años, campeón de Europa en 2016, tercero en el Mundial de Londrés el pasado año. Todos han sido programados para ser campeones y todos lo han conseguido, pero ninguno ha despertado más expectativas que Jakob, el predestinado. Dedicado casi profesionalmente al atletismo desde los 13 años, Jakob Ingebrigtsen se ha saltado todas las etapas que corresponden a la progresión de un atleta. Con 16 años competía con los mejores del mundo. Lo más sorprendente del caso es que nunca ha defraudado en sus apariciones.

Alto, potente y cerebral, Jakob es un niño que corre como un curtido veterano. Nunca da la impresión de sentirse superado por las circunstancias de la carrera. Ganó los 1.500 con un progresivo ataque de 900 metros. Ni acusó la fatiga, ni pagó el precio de las emociones. 24 horas después ganó sin pestañear la final de 5.000 metros. A falta de tres vueltas se colocó en cabeza, escoltado por su hermano, y poco a poco levantó el vuelo. No hubo nadie capaz de apurarle, ni su hermano mayor, que pareció un muñeco frente al poderío de un chiquillo que está dispuesto a revolucionar el medio fondo. Detrás, un padre, un jefe, un ideólogo se sentirá satisfecho. O no, ganó un Ingebrigtsen pero perdió otro. Y eso lo lleva muy mal.

Mudo ha dejado el estadio Jakob Ingebrigtsen, el joven noruego de 17 años que hoy se ha proclamado Campeón de Europa de 1.500 metros.  El sueño de los tres hermanos noruegos Ingebrigtsen  de conseguir un triplete en la final de los 1.500 metros del Campeonato de Europa no se ha podido cumplir, pero sí el oro para el más joven de los tres. Los tres hermanos, Filip, de 25 años, Henrik, de 27, y Jakob, de 17, se clasificaron el miércoles para la final disputada hoy en semifinales distintas.

Los tres Ingebrigtsen han salido en las últimas posiciones durante los primeros metros de la prueba. Poco a poco se han ido colocando en puestos delanteros en una carrera nerviosa y con tirones, hasta que han completado las tres posiciones delanteras a falta de una vuelta para el final. Jakob no ha dudado ni un momento en tirar de la prueba sin mirar más allá que hacia la meta. Ha conseguido aguantar por centésimas entrando en primera posición en meta con 3:38.10.

Su nombre se sitúa hoy a la altura de los más grandes atletas del momento. El noruego de 17 años Jakob Ingebrigtsen es a su corta edad una verdadera figura del atletismo que ya ganó el pasado mes de mayo en un 1.500 al actual campeón olímpico, Matthew Centrowitz. Y en la Diamond League de Mónaco volvió a destrozar otro récord mundial en su categoría mejorando su propio récord de 3:36.06 conseguido en junio en el Bislett estadio de la Oslo Diamond LeagueMejoró ese récord en más de cinco segundos terminando en 3:31.18.

Un récord mundial que llegaba justo después de que Ingebrigtsen participara en el Campeonato del Mundo Sub-20 de la IAAF en Tampere, Finlandia. En ese encuentro, Ingebrigtsen fue segundo en los 1.500 metros con 3:41.89, y tercero en los 5K con 13:20.78 y con nuevo récord en su categoría de edad incluido.

Un gran trabajo el del padre de esta saga de atletas noruegos, Gjert Arne Ingebrigtsen, desde que empezara a entrenar al segundo de sus siete hijos, Henrik, en el atletismo. Tenía condiciones para correr, y aunque no tenía formación deportiva, terminó situándole en el Europeo de Helsinki en 2012. Henrik, de 21 años en aquella época, se colgó el oro en el 1.500. Cuatro años más tarde, en Ámsterdam, Filip Ingebrigtsen se proclamaba campeón de Europa también de 1.500 metros. Y este año, Jakob Ingebrigtsen es quizá el que mejor y más rápido ha asimilado la formación y experiencia de su padre a la hora de ver resultados. Llegaba a Berlín rodeado de expectación y no era para menos, después de haber corrido los 1.500 metros en 3:31.18 en Mónaco con sólo 17 años.

El viernes ganó los 1.500m, el tercero de la familia con el galardón; este sábado ganó los 5.000m con unos magníficos 13m 17,06s (su mejor marca de siempre, conseguida después de haber corrido dos 1.500m durante la semana, y récord europeo sub 20), y entró ya en el panteón de los más grandes. Con 17 años, tras ganar los 1.500m, era el más joven campeón de Europa en la historia de los campeonatos; ni con 17 ni con 20 ni con 31, ni con ninguna edad, ningún atleta había conseguido antes ganar los 1.500m y los 5.000m en el mismo campeonato. Ni Zatopek, ni Bannister, ni ninguno de los más grandes, ni siquiera Michel Jazy, el francés que más se acercó a la gesta, pero la hizo en dos campeonatos diferentes: en 1962 ganó los 1.500m; en 1966, los 5.000m.

Ni el suicidio de Antonio Abadía, que lanzó la carrera durante 500m a un ritmo elevado (2m 42s el kilómetro); ni la locura del suizo Wanders, que efectuó la gran criba hasta los 3.600m, afectaron en lo más mínimo al chaval de Sandnes. Fue víctima del ritmo Mechaal, que no se recuperó bien del 10.000m del martes y abandonó justo cuando Jakob, acompañado de su hermano mayor, Henrik, siempre pegado a su espalda. Ascendió hasta la cabeza y empezó a marcar su ley, estilo Mo Farah en sus mejores tiempos.

Y fue extraordinaria la frescura y la tranquilidad con la que un niño de 17 años aniquiló a los mejores fondistas europeos, curtidos, trabajados y entrenados durante años. En el podio siguió escoltándole su hermano Henrik, y tercero fue el francés Amdouni, el ganador de los 10.000m.

El destino ya estaba escrito, había anunciado su padre el año pasado cuando el retoño se convirtió en el primer chaval de 16 años que bajaba de los cuatro minutos en la milla, y este año aún, en mayo, cuando dejó la marca en la milla en 3m 52,28s en Eugene (Oregón), en el país de Jim Ryun, el adolescente norteamericano de los años 60 con el que los más fervorosos aficionados quieren compararlo.

Poco dado a considerar el valor de un deportista por su edad, al elogio al joven solo por ser joven, el técnico español Jorge González Amo, que corrió los 1.500m con Ryun en México 68, habla de que cada atleta, cada persona, tiene un periodo de esplendor físico de cinco o 10 años que puede ir de los 17 a los 27 o de los 27 a los 37, que es indiferente. “Pero no me gusta que a los jóvenes tan jóvenes se les convierta la vida solo en atletismo y atletismo. Hay más cosas”, dice. “¿Qué será cuando se acabe su carrera?”

La explosión de talento de Jakob Ingebrigtsen con 17 años: doblete en 1.500 y 5.000

El fondista noruego, todavía un niño, asombra al mundo del atletismo y gana en Berlín dos medallas de oro que le consagran como el rey del Europeo.

"Sabía que en algún momento se convertiría en el mejor atleta de Europa y del mundo, pero no que lo hiciese con 17 años", dice su hermano mayor, Henrik, La rudeza y grosería, el carácter violento del vikingo, no se ve representado en el escandinavo más talentoso del nuevo siglo, que flota en el Estadio Olímpico de Berlín impulsado por una zancada elegante, suelta y bonita, como si pareciese que fuese al trote cuando el paso que lleva descuelga a todos sus rivales. Es Jakob Ingebrigtsen, un chaval de 17 años, un niño sin barba y sin miedo, puro talento, que un día después de ganar el oro en 1.500 metros, arrasa también en la de 5.000m.

Jakob Ingebrigtsen gana el viernes la final de 1.500 metros (3m38.10s) con un último cambio mortal. Se envuelve en la bandera noruega y se coloca en la cabeza un casco vikingo; grita con furioso pero ese disfraz no concuerda con su cara de niño bueno, de no haber matado nunca una mosca. Además, gana a sus hermanos, dos de los tres últimos campeones europeos de la distancia en 2012 (Henrik) y 2016 (Filip). Los tres —entrenados por su padre Gjert—, la familia Ingebrigtesen, prepara el Europeo en España, en Punta Umbría.

Al día siguiente, solo 48 horas después, el joven Jakob, con un tupé moreno digno de John Travolta en Grease, vuelve a pisar el tartán azul del Olympiastadion para disputar la final de 5.000m, donde se hunden Mechaal y Abadía, los españoles. En sus piernas no parece haber fatiga, y se impone (13m17.06s, récord de Europa sub20) con un cambio que deja descolgado, otra vez, a su hermano mayor Henrik, que es plata.

"Sabía que en algún momento se convertiría en el mejor atleta de Europa y del mundo, pero que lo hiciese con 17 años... Eso no me lo hubiese imaginado ni en mis sueños más salvajes", reconoce Henrik al acabar la carrera. "Se lo ha ganado, no le ha caído del cielo." Jakob, el atleta más joven en la historia en bajar de los 4 minutos en la milla, henchido de orgullo por los oros y por las palabras del mayor de la casa, contesta: "Significa mucho que diga eso sobre mí. Para ser capaz de hacer un campeonato como este, es él quien me mantiene motivado para seguir entrenando más duro". Un talento desatado que explota y se consagra en Berlín.

La estrella de los campeonatos tiene nombre de vikingo y pertenece a la increíble saga de atletas nacidos en Noruega. Es Jakob Ingebrigtsen, el pequeño de los tres hermanos que han competido en las finales de 1.500 y 5.000 metros. Tiene 17 años, será mayor de edad el 19 de septiembre y ha ganado las dos pruebas del mediofondo. El viernes, el 1.500, y este sábado, el 5.000. No solo es su triunfo, sino la insolente superioridad que demuestra.

Adel Mechaal se retiró de la prueba cuando faltaban dos vueltas, exhausto después de su cuarto puesto en la final de 10.000 metros. El español de origen marroquí no pudo con el ritmo atosigante del 5.000, prendido a toda mecha desde el minuto uno. 

La prueba de fondo también perteneció a la familia Ingebrigtsen, absoluto su dominio en el medio fondo en este campeonato. El joven Jakob ha compensado los esfuerzos de papá Gjert, el ideólogo de esta estirpe que se ha adueñado del atletismo europeo. 

En la casa Ingebrigtsen son siete hermanos, y cuatro han tirado por el camino del atletismo. Henrik, el mayor de los deportistas (27), fue campeón de Europa en Helsinki 2012 en 1.500, Filip (25), el mediano, se coronó en Amsterdam 2016 en la misma carrera. Faltaba Jakob (17) y se ha merendado a sus hermanos mayores, tanto en popularidad como en impacto. Les ha derrotado a ambos y se ha colgado el oro en 1.500 y 5.000.

El prodigio Ingebrigtsen venció saludando a la grada, imponente su aceleración en los últimos 200 metros, y buscando a su hermano Henrik con la mirada (segundo en la meta). Insultante lo del nórdico, cuya trayectoria se venía anunciando singular. Es el campeón europeo más joven de la historia, fue el primer junior en bajar de cuatro minutos en la milla, también posee el récord mundial de 3.000 obstáculos en esa edad. El padre autodidacta, enfermo del atletismo, se los lleva de entrenamiento a Arizona, Huelva y Saint Moritz (Suiza). La televisión noruega les ha seguido durante cuatro años y les ha grabado un documental. En la vida de Jakob, según su perfil de redes sociales, solo hay hueco para correr, para su novia y para la familia.

Desde mi punto de vista, también pensé que su padre lo estaba quemando. Me llamó la atención verlo el año pasado compitiendo en grandes mítines con gente mayor y pensé, este se va a quemar…pero con esos dos oros de los europeos de este año, parece que de quemarse nada. Estamos ante el posible relevo de Kipchoge, pues el año que viene, ya con 18 años, seguro que da la campanada en 1500 y 5000 y se proclama campeón del mundo en ambas distancias (me he venido un poco arriba, jajaja, seguro que por lo menos sube al podio en ambas distancias), apostaría por ello, porque el tío es tan joven como ambicioso, además sus hermanos y padre se encargan de mantener bien viva en él la llama de la motivación. Dentro de unos años, tras ganar en el 2019 en 1500 y 5000, y robar así la cartera a los mejores del mundo, es posible que busque romper el record de Kipchoge y quién sabe si ser el primero en bajar de las 2 horas, apostaría por ello y dejar con 3 palmos de narices a todos los keniatas, lo veremos…nadie ha pensado esto, pero yo estoy hecho todo un visionario y así como sé que yo bajaré un día de 40 en 10 kms, (estas historias ayudan a ello...) también se que Jakob dará mucho que hablar y que no se diga que no lo avisé….

Os dejo un enlace del primer capítulo de la segunda temporada de una serie que hacen de cómo es su día a día, el resto de capítulos los encontrareis en youtube y sale uno nuevo cada sábado. https://www.youtube.com/watch?v=5DUK8lo9AT0

lunes, 24 de septiembre de 2018

A 13 SEMANAS

Lunes, 17 de septiembre: caminata de 1 hora.

Martes, 18 de septiembre: elíptica de 20 min, con intensidad media-alta, acabe sudando.

Miércoles, 19 de septiembre: 2.79 kms de carrera en 19:19 a 6:55 el km. Camine-corrí y camine, en total 45 min de ejercicio. El cuerpo va respondiendo hasta mejor de lo esperado.

Jueves, 20 de septiembre: elíptica de 20 min, con intensidad media. Algo sude pero metí menos intensidad que el martes, no quiero acabar cargándome la elíptica…hay que dosificarla un poco.

Viernes, 21 de septiembre: 1.395 kms de carrera en 8:19 a 5:58 el km. Más rápido de lo previsto. Con sensación de ir algo forzado pero sin dejarme los higadillos. 

Han salido más días de los previstos de carrera porque la rodilla me ha dejado, seguirá mandando en esto de correr semana a semana. 

La dieta sigue en el debe, peso 92.2 kilos, en fin…

Esta semana espero mejorar…en la dieta, en el ejercicio las cosas van bien, firmo otra semana como esta.

sábado, 22 de septiembre de 2018

ELIUD KIPCHOGE, EL ELEGIDO















El pasado domingo, 16 de septiembre, Eliud Kipchoge volvió a hacer historia, al conseguir un nuevo record mundial en Maratón, prueba para la que sin duda alguna tiene un físico perfecto. Así lo recogieron diferentes medios:

Kipchoge, el maratoniano que lee a Aristóteles

El plusmarquista mundial, un ávido lector, ha hecho de la disciplina un estilo de vida

"El atletismo no se trata tanto de las piernas. Se trata del corazón y la mente". Pocas frases definen mejor a Eliud Kipchoge, el hombre que está reinventando los maratones desde su debut en la distancia en 2013. Y es que más allá de su enorme calidad, confirmada de forma definitiva este domingo en Berlín, sorprende su fiabilidad. De hecho, no existen precedentes. El maratón es una distancia traicionera que tritura tarde o temprano a los corredores. Un mal día, como se dice, lo puede tener cualquiera. Pero claro, Kipchoge no es cualquiera. Kipchoge lleva ya doce maratones y sigue sin salirse del renglón.

Más allá de maratón olímpico, disputado en unas condiciones de humedad nada propicias, la peor marca del keniano (2:05:30) sigue siendo la del día de su debut en Hamburgo (21 de abril de 2013), cuando ganó con récord de la prueba. Como tarjeta de presentación no estaba mal pero nada hacía presagiar lo que veríamos después. Y es que Kipchoge había sido un gran corredor de pista, con dos medallas olímpicas en los 5.000 metros y un título mundial logrado con apenas 18 años ante los mismísimos Hicham El Guerrouj y Kenenisa Bekele.

Si eres indisciplinado, eres esclavo de tus estados de ánimo y tus pasiones. Sólo los disciplinados son realmente libres"Eliud Kipchoge.

Sin embargo, y más allá de sus preseas olímpicas, su progresión no fue la esperada. De hecho, la plata de Pekín 2008, con sólo 23 años, fue su último gran resultado. La cosa se acabó de torcer en los trials kenianos de 2012. Kipchoge fue séptimo en los 5.000 metros y se quedó fuera de los Juegos de Londres. Aquello fue la gota que colmó el vaso y le obligó a replantearse su carrera. Dijo adiós a la pista y se decantó por las pruebas de ruta. Fue el fin de una bonita historia y el nacimiento de una leyenda.

La historia de Kipchoge en realidad no es muy distinta a la de cualquier mito del atletismo keniano, al menos en sus inicios. Como otros muchos, empezó a correr por necesidad, por el simple hecho de acudir a la escuela, y luego trató de ayudar a su familia vendiendo leche que recolectaba entre sus vecinos. Sin embargo, el punto de inflexión tiene nombre y apellido: Patrick Sang. Sang era una figura muy respetada en su región. Plata olímpica en los 3.000 obstáculos de Barcelona'92, había regresado a Kapsisiywa (localidad natal de Kipchoge) tras pasar unos años en la Universidad de Texas

Sang organizaba carreras en Kapsisiywa y en una de ellas conoció a Kipchoge cuando éste sólo tenía 16 años. Desde entonces son inseparables -"Si no lo hubiera conocido, mi vida sería diferente", admite el maratoniano cuando habla de su entrenador-. De hecho, fue la primera persona a la que se abrazó en Berlín tras lograr su ansiada plusmarca mundial.

Leer y apuntar

 

El otro pilar de su carrera deportiva es la disciplina. Kipchoge, que se levanta a las cinco de la mañana, tiene muy claro que sólo desde la constancia se logran los ansiados resultados. "Si eres indisciplinado, eres esclavo de tus estados de ánimo y tus pasiones. Sólo los disciplinados son realmente libres", dice el keniano cuando se le pregunta por su espartano estilo de vida.

Kipchoge además ha encontrado otro gran aliado en la lectura. Es un ávido lector y puede perderse lo mismo entre las páginas de un libro de Aristóteles que en un manual de autoayuda. Eso sí, siempre lee con un cuaderno a mano para poder tomar notas. "Cuando escribes, entonces lo recuerdas", suele decir.

Kipchoge podría ser un orador motivacional estupendo"

Bernard Lagat, atleta y amigo de Kipchoge

El mejor ejemplo de lo que representa Kipchoge en el mundo del atletismo lo explicó el gran Bernard Lagat cuando habló de la gira por Asia que ambos protagonizaron el año pasado tras el 'Breaking2' de Nike en Monza, en la que el estadounidense de origen keniano ejerció de liebre del ahora plusmarquista mundial. Lagat, diez años mayor que Kipchoge, se quedó sorprendido por el nivel y la profundidad de las conversaciones del campeón olímpico en Río. "Estuvimos allí por dos semanas y nunca le escuché usar el mismo material dos veces. Podría ser un orador motivacional estupendo", relató Lagat.

El gran secreto de Kipchoge es que el mejor alumno que ha encontrado ha sido él mismo. El keniano ha aplicado todos esos conocimientos al maratón, diseccionándolo hasta extremos impensables. Se podría decir que ya no tiene secretos para él. Hoy mismo ha corrido casi 20 kilometros en solitario a un ritmo infernal que la mayoría de los atletas de élite no aguantan ni en el medio maratón. Sólo desde la inteligencia extrema se entiende tal exhibición. El resultado de esa ecuación es un hombre que ya es leyenda.

Eliud Kipchoge hizo historia este domingo en el Maratón de Berlín. En una carrera descomunal, el keniano se ha convertido en el atleta más rápido en completar la dura distancia de los 42,195 kilómetros al cruzar la meta en la Puerta de Brandeburgo en 2.01:39, muy por debajo del récord mundial (2.02:57) que estableció Dennis Kimetto en 2014 en estas misma prueba. "Estaba perfectamente preparado y sólo quería correr mi carrera. Ahora estoy infinitamente agradecido y feliz", dijo Kipchoge poco después de su sonado triunfo.

Hacía 51 años que un atleta no daba un bocado tan grande al récord mundial de maratón. El último en lograrlo fue el australiano Derek Clayton, que en 1967 se convirtió en el primer hombre en bajar de las dos horas y diez minutos y, de paso, mejoró la plusmarca vigente en casi dos minutos y medio.

Kipchoge, actual campeón olímpico de la distancia y mejor maratoniano del momento, había preparado a conciencia esta carrera, tras quedarse el pasado año muy cerca de lograr este objetivo, aunque en aquella ocasión tuvo que lidiar con la lluvia, lo que a la postre le privó del récord (hizo 2.03:32). Esta vez las condiciones eran perfectas: sol radiante y temperaturas moderadas de entre 19 y 20 grados. El viento casi nunca es un problema en Berlín.

Estaba perfectamente preparado y sólo quería correr mi carrera. Ahora estoy infinitamente agradecido y feliz"

Con la única compañía de sus tres liebres desde el comienzo de la carrera, Kipchoge fue pulverizando los registros de Kimetto en todos los parciales. Y eso que fue una carrera más complicada de lo previsto, porque esas mismas liebres no realizaron su trabajo. Poco después del kilómetro 16, Eliud se quedó con la única compañía de Josphat Kiptoo Boit, que aguantó el ritmo hasta el 25, muy temprano para quedarse solo en pos del récord.

Pero Kipchoge, al que muchos ya consideraban el mejor maratoniano de la historia incluso antes de esta proeza -ha ganado diez de sus once maratones oficiales, además del Breaking2 de Nike-, ha demostrado una vez más de lo que es capaz y ya solo, sin la ayuda de las liebres, siguió pulverizando todos los parciales de Kimetto en 2014 hasta cruzar la meta con un registro histórico.

Carrera en negativo

 

Kipchoge ha corrido por cuarta vez en su carrera en negativo, es decir, ha corrido más rápida la segunda parte de la prueba (1:00:33) que la primera (1:01:06), a un infernal ritmo de 2:52.9 el kilómetro. De hecho, el keniano acabó la carrera corriendo los dos últimos kilómetros en 2:48.

Tras cruzar la línea de meta, Kipchoge, uno de los atletas más imperturbables de la historia, se tiró en brazos de Patrick Sang, su entrenador. El trabajo de toda una vida concluía de la mejor forma posible y ahora sólo queda disfrutar en las carreras que le resten, que serán unas cuantas a tenor de su edad (33 años) y su estado de forma.

De momento, suma ya siete 'majors' - alguno de los seis mejores maratones del mundo-, otro récord mundial, y consigue su segundo doblete Londres-Berlín tras el de 2015. Entre sus objetivos prioritarios, según ha confesado ya en alguna ocasión, está retener el título olímpico dentro de dos años en Tokio.

Once récords en Berlín

Por último, reseñar que Amos Kipruto le ganó el duelo a Wilson Kipsang y concluyó segundo con un registro de 2:06:23. Kipsang, el único hombre en batir a Kipchoge en esta distancia -lo hizo también en Berlín, en 2013, y con récord mundial incluido- cruzó la meta con un crono de 2:06:48.

El cuarto fue el japones Shogo Nakamura (2:08:16), mientras que el quinto fue el eritreo Zersenay Tadese, que se entrena a las órdenes del español Jerónimo Bravo en la Casa de Campo de Madrid. Tadese, plusmarquista mundial del medio maratón, ha logrado bajar por primera vez de las dos horas y diez minutos en un maratón oficial, con una marca de 2:08:46.

La de hoy es la undécima marca mundial que se registra en el maratón de la capital alemana, ocho en hombres y tres en mujeres, lo que reafirma la velocidad de este trayecto.

El récord atómico de maratón de Eliud Kipchoge

El atleta keniano, de 33 años, corre los 42,195 kilómetros en 2h 1m 39s, el primer récord mundial por debajo de las 2h 2m, rebajando en 1m 18s la anterior plusmarca.

El maratón es una carrera contrarreloj de 42,195 kilómetros y Eliud Kipchoge es el mejor intérprete que haya podido conocer.

El campeón olímpico de Río 2016 ha batido el récord del mundo en Berlín una mañana de verano tardío, 20 grados a las 11, sol, ni asomo de viento, dejando para que la memorice todo el mundo una marca atómica, 2h 1m 39s (un minuto y 18s inferior al récord anterior, 2h 2m 57s, de su compatriota Dennis Kimetto en 2014), un registro que como los récords mundiales de Usain Bolt en los 100m y en los 200m resistirá como referencia quizás durante décadas (a menos que el próximo año, y también en Berlín, en el mismo circuito callejero planísimo en el que se han batido los últimos siete récords mundiales, el mismo Kipchoge, que ya tendrá 34 años, vuelva a batirlo).

Tan grande es la marca, tan grande es Kipchoge, el mejor maratoniano de una historia que ha dejado grabada en la memoria colectiva nombres que ya son mitos, como el de los etíopes Abebe Bikila, campeón olímpico en Roma 60 y Tokio 64, con récord del mundo en ambas ocasiones, y Haile Gebrselassie, quien batió dos veces el récord del mundo pero nunca fue campeón olímpico en la distancia.

Kipchoge corrió a la velocidad del rayo los primeros 40 kilómetros (con parciales cada cinco de 14m 24m, 14m 37s, 14m 37s, 14m 18s, 14m 28s, 14m 21s, 14m 21s y 14m 29s) y aceleró incluso, casi esprintó, los últimos 2.195 metros, que corrió en unos increíbles 6m 8s, a un ritmo por debajo de los 14m el 5.000. Consiguió así su verdadero objetivo, no solo batir el récord mundial, sino convertirse en el primer hombre que lo corre en menos de 2h 2m. Después, a la sombra de la Puerta de Brandenburgo, celebró su victoria como un futbolista que mete un gol decisivo y proclamó, “solo puedo decir una palabra: gracias”.

Comenzaron con él tres liebres, pero desde el kilómetro 26 corrió solo. “Fue duro quedarme solo, sí”, dijo Kipchoge, cuya primera gran aparición estelar en el mundo del atletismo tuvo lugar en 2003, cuando, con solo 18 años derrotó a dos de los más grandes de la historia, Kenenisa Bekele e Hicham el Guerruj, en la final de los 5.000m del Mundial de París. “Pero estaba preparado para ello. Corrí mi propia carrera, tal como lo había preparado con mis entrenadores”. Es el cuarto intento de récord de Kipchoge en Berlín. Hace tres años, la plantilla de la zapatilla se le despegó y se salió mientras corría y frustró su carrera (2h 4m) y el año pasado la lluvia y el viento lo hicieron imposible (2h 3m 32s).

“El espíritu transporta al cuerpo, la fuerza mental es la clave. Corro desconectado de mis pensamientos”, es el lema de Kipchoge, y su espíritu ascético y su cuerpo finísimo, nacido para la carrera de fondo, humanizan mejor que ninguno los últimos avances tecnológicos, zapatillas y bebidas que permiten que el estómago pueda absorber todos los carbohidratos que necesita el organismo para reponerse, fundamentales en la evolución de las marcas en el maratón.

Era el 12º maratón de Kipchoge, el atleta que más cerca ha estado, oficial y extraoficialmente, de la barrera de las dos horas, el Everest de la distancia. En mayo de 2017 corrió la distancia en el circuito de Monza en 2h 25s, pero la marca nunca fue homologada pues contó con ventajas excesivas, como un vehículo Tesla abriéndole paso que le proporcionaba abrigo y rebufo, y liebres que se iban relevando para poder aguantar sus ritmos inhumanos. “He corrido la maratón más rápida de la historia, pero no es récord del mundo”, había dicho la víspera de su tercera victoria en el maratón de Berlín. “Me toca batir el récord”. Corrió con las mismas zapatillas Nike que en Monza y su muelle interior, los mismos calienta brazos y piernas con muescas aerodinámicas y los mismos líquidos.

En su primera participación en Berlín, en 2013, sufrió la única derrota en los 11 maratones competitivos que ha disputado. Le venció Wilson Kipsang, quien entonces batió el récord del mundo (2h 3m 23s). El mismo Kipsang participó este 2018, con ya 36 años de edad. Terminó tercero (2h 6m 48s), superado también por el también keniano Amos Kipruto (2h 6m 23s).

A las cinco de la mañana, el timbre de una bicicleta atornillado a la pared del pasillo despierta a los atletas del centro de entrenamiento de Global Sports en Kenia. Esta base de operaciones está situada en Kaptagat, a unos 40 kilómetros de Eldoret y unos 2.400 metros sobre el nivel del mar. Un papel detalla el reparto de tareas semanales -limpiar el baño, lavar los platos- y entre los nombres también aparece el del inquilino más ilustre: Eliud Kipchoge, el primer hombre de la historia que ha sido capaz de bajar de los 2h02 en un maratón. Un extraterrestre disciplinado y humilde.

El primer entrenamiento de la jornada en Kaptagat suele ser a las seis de la mañana. A las cuatro de la tarde otro, normalmente más suave. "Normalmente muy suave, unos 10 kilómetros a unos cinco minutos el mil", nos cuenta Marc Roig, atleta y fisioterapeuta catalán que comparte entrenamientos con el grupo -y liebre de Florence Kiplagat las dos veces que batió el récord del mundo de medio maratón en Barcelona. Los martes, jueves y sábados, tocan series. Los domingos, son día de descanso. Kipchoge vuelve a su casa de Eldoret con su familia y aprovecha para salir a entrenar con los vecinos.

"En el centro hay atletas de mucho nivel y, quitando las últimas dos repeticiones de una serie o los últimos dos o cinco kilómetros de una tirada larga, el resto del entrenamiento lo puede hacer acompañado. Pero la guinda sólo la puede poner él", cuenta Roig. "Yo les ayudo y ellos me ayudan. Es interés mutuo", ha explicado alguna vez Eliud Kipchoge. Compartir kilómetros alimenta las marcas de todos.

Al frente del grupo está Patrick Sang, medallista mundial (1991, 1993) y olímpico (1992) en los 3000 metros vallas. Cuando era pequeño Kipchoge veía entrenar a Sang por su Kapsisiywa natal. Y siendo todavía un niño, con 16 años, fue Sang quien vio a Kipchoge destacar en las pruebas locales. Sang vio aquel talento en bruto, lo acogió bajo su ala y empezó a modelar la carrera de un gigantes, como también ha hecho con la de Geoffrey Kamworor. La entrega a su mentor es absoluta.

"Es muy metódico. Le gusta tenerlo todo controlado, pregunta mucho y quiere saber el porqué de las cosas, pero tiene una fe ciega en la gente que le rodea. Si el entrenador le dice que este es el entrenamiento, no discute nada", cuenta Roig. Kipchoge mantiene un diario en el que anota cada entrenamiento que hace todos los días. Guarda un cuaderno por cada año de entrenamiento. Va por el número 15.

Paso a las pruebas de larga distancia

 

Kipchoge irrumpió con una fuerza desmedida en el atletismo en 2003. Con sólo 18 años se proclamó campeón del mundo de los 5.000 metros batiendo a Hicham El Guerrouj y Kenenisa Bekele. Durante casi una década compitió en el tartán, cosechando un bronce en Atenas 2004, una plata en el Mundial de 2007 y una plata en Pekín 2008. Cuando en 2012 se quedó fuera del equipo olímpico para los 5.000 y los 10.000, dejó la pista para pasarse a las pruebas de larga distancia. Ese mismo año debutó en medio maratón con la mejor marca de su carrera, 59:25.

Eliud Kipchoge se estrenó en el maratón de Hamburgo con 28 años y 2h05:30. Ese otoño sufrió la que hasta hoy es su única derrota en la distancia: en Berlín 2013 cayó a manos de su compatriota Wilson Kipsang, pero para hacerlo tuvo que batir el récord del mundo: 2h03:23. "Todas las carreras son una lucha consigo mismo. Si alguien lo hace mejor que él, no pasa nada por ser segundo o tercero si él haya sacado su mejor versión", explica Roig. Aunque desde aquella derrota, Kipchoge ha ganado los nueve maratones que ha corrido, incluido el oro olímpico en Río 2016.

Ganó en su regreso a Berlín en 2015 aunque a mitad de carrera las plantillas de sus zapatillas empezaron a salirse. "Cualquiera habría empezado a pensar 'A ver cómo tengo que pisar, a ver si me van a salir ampollas, quizá debería pararme, quitarlas del todo o intentar meterlas otra vez...'. Él siguió así". Y ganó bajando su marca a 2h04.

Su dominio sobre la distancia llevó a Nike a elegir a Eliud Kipchoge en su reto de bajar de las dos horas en maratón. Si algún ser humano parecía capaz de romper esa barrera era él, aunque el resultado de aquella fastuosa maniobra publicitaria demostró que el límite todavía sigue en pie: con liebres de talla mundial, sobre un circuito de carreras y un coche con una pantalla cortando el aire de cara, se quedó a 25 segundos. Una marca de otro planeta, por muchos asteriscos que hubiera.

Este domingo en Berlín perdió dos liebres antes de llegar al kilómetro 20, pero Kipchoge mantuvo el ritmo como un metrónomo. Cuenta Roig desde Kenia que ni siquiera presta atención a los rivales. "Puede ser una motivación extra, pero no influyen en su táctica. Sabe cuál es su límite, cuál es su objetivo para ese día, y ésa es su carrera. Él sabía que quería hacer el paso del medio maratón en una hora y lo ha hecho perfecto". Su objetivo era batir el récord del mundo y acabó destrozándolo: Su 2h01:39 rebaja la anterior marca en 78 segundos, el mayor mordisco en maratón desde 1967.

Si existía un lugar, ese era Berlín. Si había un hombre, ese era Eliud Kipchoge. Si en algún sitio y por parte de alguien se iba a batir el récord mundial de maratón, tenía que ser en la capital alemana y por medio del keniano. Las dos horas, un minuto y 39 segundos (2:01:39) que el planeta del atletismo celebra hoy jubiloso corresponden a una ciudad ideal, llana, para lograr la marca y a un atleta superdotado para llevar la prueba a cotas más allá de toda excepcionalidad.

En Berlín se habían conseguido ocho de las 10 mejores marcas de la historia. Entre ellas, en 2014, el récord de Dennis Kimetto (2:02:57) que Kipchoge ha dinamitado. Sólo las malas condiciones meteorológicas, como en 2017, cuando el propio Kipchoge hizo 2:03:32, pueden estorbar en ese paraíso maratoniano la consecución de registros habitualmente, rutinariamente soberbios.

Parafraseando una vez más a García Márquez, volviendo a abusar de su "crónica de una muerte anunciada", esta vez se trató de la "crónica de un récord anunciado". De un récord juzgado casi inevitable, a la luz de los argumentos que se vertían a su favor. Lo dicho: la ciudad, sus facilidades y tradición; el atleta, sus capacidades, su estado de forma y su mentalización. Una empresa largamente planificada.

Trío de liebres

 

Kipchoge tuvo a su servicio, al servicio del atletismo, de su grandeza y belleza, un esencial trío de liebres que lo hicieron volar. Por el km.5 pasaron en 14:24 (Kimetto lo hizo, invirtiendo el orden de los segundos, en 14:42). La carrera empezaba bien, pero todavía era demasiado pronto para celebrar otra cosa que no fuera el (prematuro) triunfo del optimismo.

Kipchoge y su grupo transitaban por el Km.10 en 29:21 por los 29:24 de Kimetto. El optimismo, todavía cauteloso, persistía. Mucho más en el km.15, cuando Kipchoge (43:38) se distanciaba un poco más de la alargada sombra de Kimetto (44:10). Dos liebres, exhaustas, dijeron entonces basta. La tercera, Josphat Boit -retengamos su nombre como parte complementaria de la hazaña- llevó a Kipchoge hasta el km. 25 (1:12:24 por 1:13:05), después de haber pasado el medio maratón en 1:01:06, siempre por delante de la referencia de Kimetto (1:01:45).

El récord, a expensas de lo que una distancia especialmente traicionera pudiera deparar, empezaba ya a adquirir visos de verosimilitud. De certeza en avance. Los demás tiempos de paso iban certificando, anticipándola, la proeza. En el km. 35 (1:41:00 por 1:41:47) la marca prometía unos números, segundo arriba, segundo abajo, de dos horas y dos minutos. Ojalá fuera segundo abajo, porque la creciente posibilidad de bajar de 2:02 añadía un aliciente más al prodigio en marcha. El paso por el km. 40 (1:55:32 por 1:56:29) daba ya carta de naturaleza al primado. Y así fue. Y, además, bajando, sí, y con cierta holgura, de esas dos horas y dos minutos.

El mejor maratoniano de siempre

 

A estas alturas de los récords, de cualquier récord, batirlo con alguna amplitud, añade mérito a la gesta. En el caso del maratón, solamente el australiano Derek Clayton, en 1967, logró un récord de maratón con más diferencia. Realizó 2:09:36 y dejó muy atrás, y precisamente en Fukuoka, al japonés Morio Shigematsu y sus 2:12:00.

Con este récord, Kipchoge se corona de modo oficial e indiscutible como el mejor maratoniano de todos los tiempos. Tenía las victorias, como su oro olímpico en Río. Tenía una casi absoluta imbatibilidad (sólo Wilson Kipsang, tercero en este Berlín una vez más afiliado a la posteridad) lo había derrotado. Y tenía esa marca de 2:00.25 que, sin validez homologable, lo llevó en 2017, en Monza a correr más rápido que nadie nunca el maratón. Un maratón que había sido programado para bajar de las dos horas.

Eso parecía utópico. Quizás aún lo sea. Pero esos 2:01:39 berlineses del keniano, que rompen otra barrera, la de las dos horas y dos minutos, acercan la utopía a la realidad. Cada vez que se traspone una de estas fronteras nos interrogamos acerca de los límites humanos. Seguiremos haciéndolo, ¿hasta cuándo?, para asombro inacabable de la propia especie.

Evolución del récord del mundo de maratón

2h 01:39. Eliud Kipchoge (Kenia), 2018, Berlín
2h 02:57. Dennis Kimetto (Kenia), 2014, Berlín
2h 03:23. Wilson Kipsang (Kenia), 2013, Berlín
2 h 03:38. Patrick Makau (Kenia), 2011, Berlín
2 h 03:59. Haile Gebreselassie (Etiopía), 2008, Berlín
2 h 04:26. Haile Gebreselassie (Etiopía), 2007, Berlín
2 h 04:55. Paul Tergat (Kenia), 2003, Berlín
2 h 05:38. K. Khannouchi (EE.UU.), 2002, Londres
2 h 05:42. K. Khannouchi (Marruecos), 1999, Chicago
2 h 06:05. Ronaldo Da Costa (Brasil), 1998, Berlín

Eliud Kipchoge salió en Berlín para hacer una contrarreloj contra los límites de lo humano. Directo a por el récord mundial de maratón, que esta vez sí logró con 2h 01:39, desbancando de manera abrupta a Kimetto (2h 02:57 en Berlín 2014) y afianzándose como el mejor maratoniano de la historia. 11 victorias en 12 carreras sobre 42.195 le avalan, incluyendo el oro olímpico de Río, triplete Londres y triplete en la capital alemana que también entra en la leyenda: los siete últimos récords se batieron allí. Tergat, Gebrselassie (dos veces), Makau, Kimetto, Kipsang y… ahora Kipchoge. El hombre que desafía los límites, el que lleva al pie del cañón desde 2003, cuando fue campéon mundial de 5.000 ante Bekele y El Guerrouj.

Salió Kipchoge desde el Tiergarten berlinés y firmó un buen 5.000 para arrancar. 14:24 (a 2:53, ritmo perfecto), el 10.000 lo pasó en 29:01, en la misma línea. Kitwara, Kipkemoi y Boit, sus liebres, le escoltaban en forma de flecha, en lugar de en paralelo, como en aquel reto comercial de Monza en el que hizo 2h 00:25 (sin validez para la IAAF). Pero aquí no había relevos de los pacers y Kitwara explotó en el kilómetro 15 y paró. También Kipkemoi cedió. Se quedó sólo con Boit al paso de la media en Schoneberg, que fue de 1h 01:06. Sólo hace falta multiplicarlo por dos para saber que iba a ritmo de destrozar el tope de Kimetto (2h 02:16 proyectaba). La primera parte estaba hecha, quedaba lo más duro…

En el 25 se marchó Boit, la última joya keniana del entrenador Renato Canova, fundido por esa veintena larga de miles consecutivos en torno a 2:50. Pero Kipchoge es de otra dimensión y con la marcha de su último escudero aceleró el ritmo y marcó el 5.000 más rápido camino al 30 en 14:18 (a 2:51). La proyección bajaba, sólido como una roca. Técnica impecable y un rictus hierático. No se sabe si va sufriendo o sonriendo, lo que sí es seguro es que va muy rápido. Y seguía la fiesta, otro 5k a 14:16. Se especulaba con bajar de 2h 02. Lo nunca visto, otra dimensión.

Quedaba el último 7.000 ya camino del Mitte, el centro, Potsdamer Platz. En el 40 ya iba un minuto por debajo del récord. En Unter den Linden, el Paseo de los Tilos, Kipchoge entraba como un héroe. Un hombre meticuloso que se prepara a conciencia en Kenia, donde vive como un monje. Dormir, comer, entrenar y una vida tranquila es la receta de este longevo atleta que en la Puerta de Brandemburgo tocó el cielo con un sprint fulminante que le llevó a 2h 01:39. 78 segundos mejor que la anterior plusmarca, a 2:52.8 cada 1.000 metros, a una velocidad de 20,8 kilómetros por hora. A 1h 00:33 la segunda media. Alucinante.

"Se puede fallar dos veces (no hizo récord, aunque ganó dos veces en Berlín), pero no tres. Me entrené muy duro, seguí al detalle los planes del entrenador", decía Kipchoge feliz en meta, en el regreso al Tiergarten donde se convirtió en el héroe de Berlín. Un atleta único, que tiene el récord del mundo, un tope inhumano que deja un poco más cerca la barrera imposible de las 2h 00. Una especie de Everest para el hombre, al que seguro que Kipchoge ya mira.


EIiud Kipchoge, de 33 años se entrena en el training camp de Kaptagat (Kenia), a 25 kilómetros de Eldoret, donde vive su familia. Al centro de atletismo montado para las figuras de Kenia acude Marc Roig, un atleta de Sant Pol de Mar que es fisioterapeuta, hace de liebre a las mujeres y muchas veces comparte sesiones con el flamante plusmarquista. “El récord se vivió como una fiesta, cuando pasó la meta hubo altavoces en las calles, gente bailando, una locura...”, dice Roig, que cuenta claves de Kipchoge:

Entrenamiento polarizado. “Sorprende que por las tardes rueda a 5:20 el 1.000, pero, sin embargo, cuando hace una tirada larga de 40 km, aquí a 2.100 metros de altitud, va a 3:20 de media. La polarización es eso, cuando toca ir fuerte, a tope, y si va lento, pisa huevos. Pero es que hace 40 kilómetros cada dos semanas”.

Mente prodigiosa. “Es cercano y reflexivo. Tiene una mirada muy profunda. Escucha, piensa y mide las palabras. Es una mente prodigiosa. Se acuerda muchísimo de la gente. A mí cuando no trabajaba con él, me recordaba a la perfección”.

Correr, su estilo de vida. “Ha sido campeón olímpico y tiene el récord mundial de maratón. Sigue diciendo que queda Eliud para rato. Él tiene que demostrar que el ser humano no está limitado. Quiere siempre sacar su mejor versión”.
Espartano. “A lo que nos ganan los kenianos es a descansar. Lo hacen hasta el aburrimiento. El training camp es un sitio espectacular a la vez que muy sencillo. Se entrena a las seis de la mañana y se vuelve a entrenar a las cuatro de la tarde. El resto del día, no hacer nada. Siestas de tres horas. A Eliud le encanta leer.”.

Planificación. “La mayoría de atletas en Kenia te dicen que la principal razón por la que corren es ganar dinero. Eliud está por encima de ello. Su motivación es demostrar al mundo de lo que es capaz. Por eso planifica también”.

Comida.“Casi todos los días se come a mediodía arroz con judías o algo más proteico y para cenar ugali (una especie de gacha de almidón africana)”.

Mentor. “Funciona como ejemplo de los más jóvenes como Kamworor (ganador de la maratón de Nueva York). Su paciencia, porque no siempre todo le salió bien, y su saber hacer durante 15 años le ha valido seguir así. Escucha mucho a su entrenador Patrick Sang y a su mánager Jos Hermens”.


Entrevista, tras el logro:  


¿Ha sido ésta la carrera perfecta?


Gracias. Sí, sí que lo ha sido. He ido solo los últimos 17 kilómetros, pero no he pensado en ningún momento en el hecho de que iba solo. Simplemente pensaba que tenía que mantener ese ritmo hasta el final.


Ha batido el récord mundial. ¿En qué momento de la carrera supo que iba a lograrlo?

Me di cuenta de que sería capaz después de los 30 kilómetros.

Al final de un maratón se puede apreciar el dolor en el rostro de muchos corredores. ¿Qué hace contra ese dolor? ¿O ni siquiera lo siente?

El dolor es constante cuando corres un maratón, pero tienes que tratar de no pensar en ello y concentrarte únicamente en la carrera.

¿En qué piensa durante una carrera como ésta? ¿Cómo trata de superar sus límites?

No creo en los límites. Cuando entreno, intento escuchar a mi cuerpo y desafiarlo para sobrepasar barreras en el momento oportuno. 

La barrera de las 2 horas sigue ahí. Con su récord quedan todavía 99 segundos para rebasar la marca mágica. ¿Qué cree que debe ocurrir para que estas barreras puedan superarse de forma habitual o a diario en carreras en la calle?

En realidad, son sólo 25 segundos. Superar esa barrera no es ninguna ciencia; simplemente tienes que creer en ello, necesitas un gran equipo que crea en ello y en ti, necesitas las zapatillas perfectas y necesitas ser más fuerte que cualquier otro atleta. Entonces todo es posible.

Corrió con una zapatilla que se desarrolló con usted. ¿Cuánto tiempo cree que ha podido rebajar gracias a ella?

En realidad, la zapatilla es para cualquier corredor, no sólo para mí. Yo la probé y Nike aceptó mis comentarios. Contribuí a hacer una zapatilla que es más rápida que cualquier otra, pero sigue siendo tarea del atleta. 

¿Cuáles son las tres características que un corredor necesita para correr un maratón?

Entrenamiento continuo y constante, pasión y autodisciplina. La autodisciplina consiste en centrarse y vivir de forma simple. 

¿Qué consejos tiene para los runners aficionados que se están preparando para terminar su primer maratón?

Por supuesto, el entrenamiento es importante, pero la pasión que pones en ello lo es todavía más. Tienes que creer firmemente en que eres capaz de conseguirlo y de correr esta distancia. Esa es la magia de un maratón. 

¿Cómo se sintió al cruzar la línea de meta? ¿Se sorprendió a sí mismo?

Me sentí muy bien, pero también me sorprendió el 2.01. Sabía que conseguiría un récord mundial en algún momento, pero no tan rápido. 

Ya había corrido en Berlín, ¿qué diferencias hay entre este año y el pasado?

He disfrutado de correr en Berlín durante años, pero el año pasado hizo mal tiempo. Este año el clima ha sido excelente. 

¿Siente que ha cumplido sus sueños "más imposibles"?

Totalmente, sí. Esperaba batir un récord mundial, pero no me esperaba el tiempo de 2.01. Solo esperaba poder ser capaz de correr en menos de 2.02:57. 

Tiene una medalla de oro olímpica y ha batido el récord mundial de maratón. Profesionalmente, ¿cuál es su siguiente objetivo?

Mis planes son un lienzo en blanco. Normalmente fijo mis metas de una en una, y la que tenía era correr el maratón de Berlín. Ahora, me tomaré algo de tiempo para mí, para recuperarme. Tengo familia, así que pasaré tiempo con ellos, y también me gusta leer para descubrir historias de todo el mundo. Eso es lo que me mantiene ocupado cuando estoy en recuperación. 

¿Una ciudad o lugar favorito para correr?

Realmente mi lugar favorito para correr es Berlín. Es plano y es rápido. 

Dijo que tenía un plan para esta carrera. ¿Cuál era?

Era sencillo: mantener un ritmo alto y correr la primera mitad entre 61 y 61:15 minutos; y lo he hecho. 

¿Cómo fue el ambiente a lo largo de la carrera?

La gente era increíble. Sin esos ánimos el final habría sido mucho más difícil. Ese apoyo era como música para mis oídos. 

Dejó a sus rivales muy por detrás desde el principio de la carrera. ¿Era lo que esperaba?

No he pensado en mis competidores en absoluto, lo único en lo que estaba concentrado era en los parciales que quería hacer. 

Sus liebres se fueron en el kilómetro 25 y tuvo que correr solo. ¿Era ese el plan?

No me esperaba ir solo después del kilómetro 30, pero estoy muy agradecido a las liebres que me llevaron allí y me apoyaron hasta el kilómetro 25. 

¿Cree que puede correr incluso en menos tiempo?

Creo que ningún ser humano tiene límites. Todo es posible, y los récords están para batirlos. 

¿Ha pensado ya en metas futuras?

Al principio de la temporada, mi entrenador me dijo que había hecho historia con Breaking2. También he corrido en 2.03, 2.04 y 2.05, y Ahora, en 2.01. Todavía falta 2.02, ¿no? 

¿Participará en los Juegos Olímpicos?

Sí. Seguiré corriendo e intentando triunfar. Nunca me he planteado retirarme. 

¿Cómo se motiva para seguir corriendo? 

Es simple, me encanta el deporte, así que no puedo parar. 

Siempre sonríe en carreras agotadoras. Su sonrisa es legendaria. ¿Qué piensa en esos momentos?

El maratón es vida. Si realmente quieres ser feliz, tienes que disfrutar de la vida. Por eso sonrío. Disfruto corriendo maratones.

El alucinante récord mundial de maratón de Eliud Kipchoge en Berlín (2h 01:39), rebajando en 78 segundos el anterior (2h 02:57 de Kimetto en 2014), abre el debate sobre el límite del ser humano en 42.195 metros. “Fue una de las hazañas más increíbles de la historia, pero Kipchoge corrió solo durante casi la mitad de la prueba. Si tuviera rivales que le hubieran tapado el viento podría haber ido más rápido. Y la temperatura (14 grados a la salida) podría haber sido más baja”, cuenta para As el fisiólogo Andrew Jones, de la Universidad de Exeter y que participó en el proyecto Breaking 2, que Nike lanzó para bajar de dos horas en 2017.

De aquel experimento de Monza, en el que Kipchoge hizo 2h 00:25, pero sin validez para la IAAF (liebres permanentes y avituallamiento móviles), se sacaron novedades que Kipchoge aplicó en Berlín. Llevaba zapatillas modelo Vaporfly 4% Elite, con placa de fibra de carbono que da propulsión a la pisada neutra del keniano que marchó a 2:53 cada 1.000 metros. “Tiene unos ejes biomecánicos perfectos. Es lineal. No gasta energía, no hace un ángulo incorrecto”, cuenta Jerónimo Bravo, técnico español que guía al eritreo Zersenay y que participó en Breaking 2.

Bravo añade otra innovación en carrera: “Había avituallamientos cada 2,5 kilómetros en lugar de cada 5, está demostrado que si un atleta de maratón bebe cada cinco el riesgo de salud es grande, así que por qué no cambiarlo”.

Y está el factor liebres que, pese a que fallaran y Kipchoge quedara solo en el 25, tuvieron un papel importante en el ritmo: “Kipchoge pidió que hubiera una marca cada 200 metros que servía de referencia a las liebres, que iban en forma de flecha, cubriendo a Eliud, en lugar de en fila”. ¿Es importante ir tapado? “Por supuesto, el drafting es una gran mejora de ahorro de energía,”, cuenta Jordan Santos, fisiólogo de la Universidad del País Vasco, experto en atletismo: “Hay muchos factores, pero evidentemente el que corrió fue Kipchoge. El 90% del récord es suyo y el 10% del resto de mejoras”.

¿Por qué es único Kipchoge? “Fisiológicamente es diferente, un superdotado. Está claro que es un superclase. Muy bien dirigido por Patrick Sang, un entrenador africano, que no es de ir a universidades, pero lo sabe llevar”, dice Bravo. Otro factor diferencial es el mental, va Santos: “Más que a nivel fisiológico lo que le hace especial es su mentalidad, esa filosofía de vida, espartana, de desafiar los límites. Correr a 2:50 en Monza le hizo derribar una barrera psicológica y ganó confianza”.

“Apostaría que el récord aguantará años y de la generación actual ninguno bajará de las dos horas, aunque sí ha nacido ya el que lo hará”, piensa Santos, que cita un artículo de Michael Joyner que establece “el límite teórico humano”: “Se basaba en tres parámetros fisiológicos: economía de carrera, umbral de lactato y máximo de oxígeno. Con los mejores valores obtenidos en personas individuales se estimaba que el récord teórico posible estaba en torno a 1h 57. El problema es que todos esos parámetros coincidan en un mismo individuo”.

“La ciencia dice que el hombre bajará de las dos horas, así que yo creo en ello”, dice Bravo. “Cada vez nos estamos acercando más. Puede tardar 10 o 20 años, los atletas ahora lo ven posible”, asegura Jones. Kipchoge tiene la última palabra: “Ustedes no lo ven posible y yo sí”.

Desde mi punto de vista, Kipchoge debería volver a enrolarse en el proyecto sub 2 horas de Nike el año que viene y seguro que bajo esas condiciones baja de 2 horas, porque ha demostrado estar más en forma que en mayo del año pasado, más en forma que nunca. Tiene una oportunidad única de ser el primero en conseguirlo, vamos a ver si le interesa o no. Luego en el 2020 volver a Berlin e intentar bajar de 2h:01, palabras mayores, pero para Kipchoge podría ser posible. Veremos hasta donde llega su tope. Tiene 33 años, todavía puede tener dos buenos años para seguir rascando tiempo al tiempo en esta prueba, algo nada fácil dado el nivel que tiene ya, pero lo veo posible, sabiendo como es Kipchoge, lo veremos…

HITOS

2010

23 FEBRERO-88 KILOS. A 61 DIAS.

24 FEB. COMIENZO A CAMINAR.A 60 DIAS.

25 FEB.SABIENDO QUE ME VOY A CALAR,HAGO EJERCICIO Y EVIDENTEMENTE ME CALO HASTA LOS HUESOS,PERO ESTA ES YA MI SEGUNDA VICTORIA. A 59 DIAS.

1 MARZO. EMPIEZO A CORRER CON 3 KMS, POR FIN¡¡¡. A 55 DIAS.

10 MARZO. COMIENZO LA DIETA CON 88.9 KILOS. A 46 DIAS.

10 MARZO. CUBRO 5 KMS,YA CASI 1/4 DE LA MEDIA. A 46 DIAS.

17 MARZO. CUBRO 8 KMS,MAS DE 1/3 DE LA MEDIA. A 39 DIAS.

17 MARZO. PESO 87.2 KILOS.LA BASCULA POR FIN EMPIEZA A CEDER ,PESO MAS BAJO DE LO QUE VA DE AÑO. LA DIETA Y EL ENTRENAMIENTO EMPIEZAN A FUNCIONAR. A 39 DIAS.

21 MARZO. PESO 86.1 KILOS.QUE BIEN PINTA TODO¡¡¡. A 35 DIAS.

26 MARZO.PESO 85 KILOS. A 30 DIAS.

26 MARZO. CUBRO 10 KMS, CASI LA MITAD DE LA MEDIA. A 30 DIAS.

11 DE ABRIL. CUBRO 12 KMS, PASANDO POR EL KM 10 EN 58:55. A 14 DIAS.

15 DE ABRIL. PESO 83.5 KILOS. A 10 DIAS.

18 DE ABRIL. CUBRO 15 KMS CON MARCA PERSONAL. A 7 DIAS. 1h:32:18

25 DE ABRIL. COMPLETO LA MEDIA MARATON DE JEREZ (20633m) en 2h:19:36

18 DE OCTUBRE. PESO 92,4 KILOS.

19 DE OCTUBRE. HOY COMENCE DE NUEVO A CORRER CON 3 KMS TRAS 4 MESES FUERA DE JUEGO.

22 DE OCTUBRE. ALCANZO LOS 5 KMS, YA ESTOY MAS CERCA.BIEN¡¡.

25 DE OCTUBRE. PESO 90,5 KILOS.

31 DE OCTUBRE. COMPLETO 8.3 KMS.

1 DE NOVIEMBRE. PESO 89.3 KILOS.

13 DE NOVIEMBRE. COMPLETO 10 KMS, SE HAN HECHO ESPERAR PERO AL FINAL TODO LLEGA. BIEN¡¡¡. 1h:12:22

15 DE NOVIEMBRE. PARON POR SOBREPESO, TOCA ADELGAZAR.

2011

15 DE ENERO. PESO 89.9 (ROMPO LA BARRERA DE LOS 90 KILOS).

28 DE ENERO. RETOMO ENTRENAMIENTOS TRAS DOS MESES Y MEDIO SIN CORRER COMPLETANDO 4 KMS EN 29:30:00

14 DE FEBRERO. COMPLETO 10 KMS EN 1h:06:27

19 DE FEBRERO. COMPLETO 15 KMS EN 1h:50:06

22 DEFEBRERO. BAJO DE 30 MINUTOS EN 5 KMS. 28:41:50

27 DE FEBRERO. MARCA PERSONAL EN LA MEDIA DE JEREZ . (20633 metros) en 2h:10:16

3 DE ABRIL. MARCA PERSONAL EN EL CIRCUITO DE LA MEDIA DE MADRID CON 2h:16:09

10 DE ABRIL. BAJO DE LA HORA EN 10 KMS. 59:14:70

17 DE ABRIL. MARCA PERSONAL DE 10 KMS. 55:41:00

4 DE MAYO. PESO 84.8 KG (ROMPO LA BARRERA DE LOS 85 KILOS).

7 DE MAYO. MARCA PERSONAL DE 15 KMS. 1h:29:19

7 DE MAYO. MARCA PERSONAL DE MEDIA. 2h:11:48

16 DE JULIO. ALCANZO LOS 81.7 KG. LA ULTIMA VEZ QUE TUVE UN PESO COMO ESTE FUE HACE 12 AÑOS.

1 DE OCTUBRE. MARCA PERSONAL EN MILLA. 6:56:42

9 DE OCTUBRE. MARCA PERSONAL EN 5 KMS. 25:42:58

14 DE OCTUBRE. MARCA PERSONAL EN 10 KMS. 54:26:68

19 DE OCTUBRE. PESO 79.9 KG (ROMPO LA BARRERA DE LOS 80 KILOS).

23 NOVIEMBRE. MARCA PERSONAL EN 10 KMS. 53:20:10

27 NOVIEMBRE. MARCA PERSONAL EN 10 KMS. 51:23:20

18 DICIEMBRE. MARCA PERSONAL 15 KMS. 1h:27:29

18 DICIEMBRE. MARCA PERSONAL MEDIA. 2h:03:38

29 DICIEMBRE. MARCA PERSONAL 5 KMS. 24:16:55

29 DICIEMBRE. MARCA PERSONAL 3 KMS. 14:07:82

2012

29 ENERO. MARCA PERSONAL 15 KMS. 1h:23:51

21 OCTUBRE. VUELVO A BAJAR DE 1 HORA EN 10 KMS TRAS MESES SIN PODER HACERLO.

2013

06 NOVIEMBRE. LOGRO VOLVER A BAJAR DE LA HORA EN 10 KMS.

11 DICIEMBRE. BAJO DE 90 KG.

22 DICIEMBRE. MARCA DEL AÑO EN 10 KMS. 57:38:90

27 DICIEMBRE. COMPLETO 24 KMS POR PRIMERA VEZ EN MI VIDA.

2014

02 ENERO. MEJOR MARCA DE MEDIA MARATON VIVIENDO EN LEON. 2h:18:42

EL CAMINO...

25 NOV 2010. OBJETIVO 1- UN DIA SIN TOMAR NI NESQUIK, NI BOLLERIA, NI GALLETAS. CONSEGUIDO.


26 NOV 2010. OBJETIVO 2- DOS DIAS SIN TOMAR NESQUIK, BOLLERIA Y GALLETAS. CONSEGUIDO.


28 NOV 2010. OBJETIVO 3- TRES DIAS SIN TOMAR NESQUIK, BOLLERIA Y GALLETAS. CONSEGUIDO.


1 DIC 2010. OBJETIVO 4- CINCO DIAS SIN TOMAR NESQUIK, BOLLERIA Y GALLETAS. NO CONSEGUIDO.


9 DIC 2010. OBJETIVO 5- OCHO DIAS SIN TOMAR NESQUIK, BOLLERIA Y GALLETAS. NO CONSEGUIDO.


13 SEPT 2011. OBJETIVO 6- 40 DIAS SIN TOMAR NESQUIK, NI LECHE. CONSEGUIDO¡¡¡.


10 MAR 2014. OBJETIVO 7- 50 DIAS CUIDANDOME.


29 MAYO 2017. OBJETIVO 8- 50 DIAS CUIDANDOME.

LOS OBJETIVOS

OBJETIVO 1- 5 SEPT 2012. BAJAR DE 90 KILOS. CONSEGUIDO EL 18 DE OCTUBRE.

OBJETIVO 2- 18 OCT 2012. BAJAR DE 85 KILOS. CONSEGUIDO EL 23 DE NOVIEMBRE.

OBJETIVO 3- 23 NOV 2012. BAJAR DE 80 KILOS. NO CONSEGUIDO.

OBJETIVO 4- 19 NOV 2013. BAJAR DE 90 KILOS. CONSEGUIDO EL 21 DE NOVIEMBRE.

OBJETIVO 5- 10 MAR 2014. BAJAR DE 80 KILOS. CONSEGUIDO EL 13 DE JUNIO.

OBJETIVO 6- 29 DE MAYO 2017. BAJAR DE 87 KILOS.